
16 añitos tuve cuando conocí al fútbol femenino de verdad por primera vez. Fue la Copa Mundial en los Estados Unidos.
Los estadios se llenaron y en mi opinión fue el primer torneo donde el fútbol femenino era más que Suecia, Alemania y los Estados Unidos. Sí, las dos primeras selecciones llegaron a la final, pero fue el año en que naciones como Brazil, Canadá y Francia se pronunciaron al nivel internacional. Japón y Australia también se presentaron, dos selecciones que en el futuro fueran a llegar a competir de verdad contra las mejores.
Ese torneo lo viví en Suecia. Sin problema me quedé despierto para ver los partidos que se jugaron en el medio de la noche. De repente los ídolos no se llamaban Henrik Larsson y Fredrik Ljungberg, sino Victoria Svensson y Hanna Ljungberg.
El fútbol femenino fue un deporte amateur en Suecia. Prácticamente todas las jugadoras trabajaban al lado y algunas estudiaban. A la vez jugaron en la Champions y en la Copa Mundial. Pensando que esto fue surreal en 2003, es increíble que en muchos países sigue siendo así en 2022. (Enhorabuena España por ser pionero en crear una liga profesional).
Suecia llegó a la final donde perdió en la prórroga contra Alemania tras una falta muy discutible. En noviembre el mismo año, en la gala de premios del fútbol sueco, tuve la suerte de conocer a las jugadoras en persona. Me di cuenta que eran personas, gente tal y cual como todos nosotros, con sueños y una esperanza de poder enseñar que el fútbol femenino no es una broma sino un espectáculo. Si no me había enamorado suficiente ante, aquella noche definitivamente me hizo amarlo.
A la vez tengo que ser sincero y decir que el nivel comparando al masculino ha sido bastante bajo. Por otro lado es normal cuando nadie pudo jugar al fútbol como su profesión. Esto en 2022 ha cambiado totalmente. El 30 de marzo de 2022 el Barça, el Madrid (ex CD Tacón) y un Camp Nou de 91.553 espectadores enseñaron que el fútbol femenino puede vivir este tipo de espectáculos. Ojalá, ojalá, no fuera solamente una «una vez en la vida», sino un paso hacia lo que el fútbol femenino se merece. Las jugadoras del Barça se lo merecía. Las del Madrid también. Al final muchas de las jugadoras comparten selección, La Roja.
Ojalá fuera así cada partido. Una cosa que está clara es que El Clásico femenino ya ha nacido. El Barça tiene un récord de 13-3 en los últimos tres clásicos. Curiosamente en los últimos dos el Madrid ha estado ganando.
Yo, hace 19 años me enamoré del fútbol femenino. El 30 de marzo de 2022 supe que ese amor no era un sueño, sino una historia que sólo necesitaba su tiempo para florecer. En 2003 vi la selección sueca ganar plata en la Copa Mundial. El 30 de marzo de 2022, 91.552 y yo vimos al Barça clasificándose para la semi de la Champions. El ambiente fue espectacular. Y no hay duda que esta historia de amor seguirá muchos años más.