La vieja escuela: ¿Perdida y olvidada o simplemente ignorada y rechazada?
El otro día leía un tweet (publicado en el tweet de la semana) en el que hablaba sobre la llegada de un nuevo coordinador a un club.
Describía al señor como una persona muy mayor y que tenía una imagen descuidada, pero que todos esos prejuicios se revertían.
Ese tweet me hizo recordar de mi corta vida dentro del fútbol. Por desgracia o por suerte, mis padres trabajaban hasta altas horas de la tarde. A muchos partidos no podían ir, y tampoco les gustaba mucho el ambiente en las gradas, lo que precipitó mi salida del mundillo futbolístico.
Recuerdo que nuestro entrenador, un joven Jarque (todos los que estén en el mundillo del fútbol en los alrededores de Barcelona sabrán de quién hablo), para aquel entonces, nos hacía atarnos las botas a todos en el vestuario.
«¿Qué es eso de venir con las botas puestas de casa?»
La verdad es que los ejercicios durante el entreno ni siquiera los recuerdo. Lo que sí recuerdo, era el espíritu de sacrificio que transmitía, el compañerismo que inculcaba, y, la deportividad frente el adversario.
Recuerdo cansancio, dolor y magulladuras en las piernas (antes no había césped en los terrenos de juego), pero sobre todo recuerdo el crecimiento personal y autoestima.
Y después del entreno:
«¡Todos a la ducha! ¿Qué es eso de irse a casa sin ducharse?»
Daba igual fuera invierno o verano, agua fría o caliente. Todo el mundo duchado después del entrenamiento.
La verdad es que los tiempos han cambiado mucho y ahora priman otros intereses dentro de los clubes, pero eso es otro tema que dejaré para más adelante.
Aún existen muchos entrenadores de la vieja escuela, pero por desgracia no són la mayoría. No digo que el resto sean malos entrenadores. Al contrario. Hay multitud de buenos entrenadores, pero los que están en la base, sobre todo los de las categorías más bajas, deberían estar hechos de la pasta de la vieja escuela.
Tweet de la semana
«El Mentor» Por: Alfonso García (@alfonsogm4)
POR: ALEJANDRO ZAMORA
