¿Falta una comunicación abierta entre los árbitros y los participantes?

Foto: FIFA

Quejarse con los árbitros se ha normalizado, quizás demasiado, cuando los jugadores y entrenadores se enfadan por decisiones en contra. Cuando preguntamos a a los participantes (jugadores, entrenadores etc.) muchas veces dicen lo mismo: «Ni les interesa hablarnos.»

Una gran frustración entre la selección sueca con la árbitra Edina Alves surgió en los medios de prensa después de la pérdida contra España. Las palabras contaban sobre una frustración con la árbitra brasileña que ahora ha pitado más partidos mundiales que cualquier otro árbitro de su país.

«Hablaba el mismo idioma que las españolas y era muy frustrante, primero porque no podíamos entender lo que decían y segundo, porque parecia como si pasara de nosotros cuando queríamos hablar o entender su decisión», sonó del conjunto sueco.

Los árbitros hoy en día vive en un mundo muy hostil donde la gente ya va con la idea e imagen mala sea quien sea el o la colegiado/a. Tampoco ayuda cuando los participantes vienen gritando o hasta insultarle por las decisiones tomadas.

Por otro lado, el trabajo de un árbitro también es mantenerse tranquilo en cada momento. Lamentablemente, en cuanto hayan abierto la puerta por reaccionar «mal» una vez ya no hay vuelta atrás.

Por experiencia la mayoría de los entrenadores y jugadores dirían que cuando los colegiados se quedan tranquilos las situaciones muchas veces se calman más rápido. De esa manera es más fácil controlar los partidos.

Es un juego psicológico donde hay que respetar el uno al otro y de cualquier siempre estar abierto para mantener una conversación sana. Quedarse enfadado es muy difícil cuando la otro parte se queda al revés. Si no podemos tener una comunicación abierta ya hemos perdido el partido antes de comenzar.

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