La última entrada a su blog fue el 20 de Julio de 2018, y en ella explica una historia de locura donde, a pesar de tener muchos matices de negatividad, el objetivo final es muy positivo y evoca al lector a nunca tirar la toalla, a persistir y apostar todo a caballo ganador por muy difícil que sea el camino.
Hablamos con Anton Añón, profesor de Educación Física y responsable de Fútbol Base 10.
¿Qué es Fútbol Base 10?
Fútbol Base 10 es, originariamente, una cuenta de Twitter que se creyó en diciembre de 2016 para compartir la infinidad de artículos sobre iniciación deportiva que, por aquel entonces, leía en mi tiempo libre. Tenía el ordenador lleno de artículos de iniciación deportiva y más concretamente de fútbol base. Leía muchísimos y un día se me ocurrió la idea de crear una cuenta de Twitter para compartir las cosas que iba leyendo.
Pronto la cuenta empezó a ganar seguidores, aunque no muchos, y me di cuenta de que había un nicho en Twitter que no estaba ocupado. En Twitter se hablaba mucho de tareas de entrenamiento, de análisis de partidos de fútbol profesional. Estaba todo muy orientado al rendimiento y al fútbol de élite. Me di cuenta de que no había perfiles que hablasen del día a día del entrenador de benjamines de un club de barrio y de sus problemas.
Es por eso que, además de compartir propuestas de tareas y extractos de artículos, comencé a hablar de cosas que afectan en el día a día del fútbol base. Los padres que creen tener a Messi en casa, los entrenadores que intentan simular a Simeone con niños de 8 años o los coordinadores de un club de barrio que juegan a ser Monchi (Director Deportivo del Sevilla F.C.) llamando cada verano a cientos de niños de 10 años para intentar ficharlos.
A partir de ahí la cuenta explotó y comenzó a crecer muy rápido. No había nadie que hablase de estas cosas en un sitio en el que sí había mucha gente que las pensaba.
El crecimiento de Fútbol Base 10 derivó en una cuenta en Instagram, un perfil en Facebook, un canal de YouTube y un programa en formato Podcast que dirige Nico Almiñana, preparador físico en la Academia del Valencia y que, muy gratamente, conocí a través de Twitter.
Formación, formación y más formación. El fútbol base ha cambiado mucho en las últimas 4 décadas. ¿A dónde se dirige la formación en el fútbol base?
Mi impresión es que, actualmente, el fútbol base se encuentra en un punto muerto en el que no se dirige hacia ningún lado. Me gustaría decir que se dirige hacia un paradigma formativo, pero no es así. Esto no quiere decir que no haya gente intentando que se mueva hacia ahí, sino que hay fuerzas encontradas que empujan hacia lados opuestos y la cosa no avanza.
Esto, que puede parecer una mala noticia, no lo es tanto. Hasta no hace mucho tiempo el fútbol base se dirigía claramente hacia una visión de rendimiento en el que se entendía el fútbol base como fútbol profesional para niños. No había discusión. No se contemplaba otra cosa. Se dirigía hacia ahí sin oposición alguna. Eran voces totalmente minoritarias aquellas que abogaban por anteponer la formación por encima de los resultados en un partido de benjamines, por ejemplo. Antes, directamente, no se contemplaba otra cosa que no fuese tener como objetivo levantar la copa benjamín al final de año. Hoy te encuentras con mucha gente combatiendo esto.
Tampoco había nadie que denunciase las prácticas de llamar cada verano a treinta niños de otros clubes para intentar ficharlos. Se veía como normal o, en el mejor de los casos, se miraba para otro lado. Hoy empiezan a ser habituales los comunicados de clubes denunciando estas prácticas.
La retransmisión televisiva de torneos de niños de once años, dándole un tratamiento comunicativo durante las retransmisiones similar al que tienen los partidos de la Champions, era algo aplaudido cuando apareció. Con el daño que eso ocasionaba a la hora de confundir todavía más a la gente en su afán por entender el fútbol base como fútbol profesional para niños. Por fortuna hoy ya te encuentras con gente que ve que ese tratamiento televisivo (que no el torneo como tal) hace más mal que bien.
Podríamos poner un montón de ejemplos que nos hacen ver que, a día de hoy, sí hay gente luchando contra esa inercia hacia la que se encaminó el fútbol base y empujan hacia el lado opuesto. Queda mucho camino por recorrer y por recuperar, pero creo que, en estos momentos, al menos hay bastante gente que está por la labor de un cambio y lucha por ello. Conseguirlo no es fácil porque las federaciones no colaboran demasiado o colaboran muy lentamente.
Captación de jugadores, recaudación de cuotas, titulaciones no remuneradas, espacio de entrenamiento, etc. ¿Se ha convertido el fútbol base en una jungla donde lo último que prima es la formación?
En muchos sitios es así, sí. En otros no. Como decía antes, creo que hubo una época en la que la inercia era que cada vez hubiese más clubes de ese tipo hasta el punto de que, en algunos lugares, se volvieron mayoritarios. La impresión que tengo es que a día de hoy eso se ha frenado. Siguen siendo mayoritarios en muchos sitios porque hay una herencia tras el paso de los años, pero creo que los clubes se encaminan hacia otro paradigma.
El fútbol base se masificó en los últimos diez años. Se multiplicó el número de fichas existentes y, en estos momentos, raro es el niño que no está apuntado en un club de fútbol. Los motivos pueden ser varios, como por ejemplo políticas públicas que promovieron el echar a la gente, y como consecuencia a los niños, de las calles. Plazas donde antes se podía jugar ahora hay un cartel que lo prohíbe, unos maceteros en el medio que imposibilitan hacerlo o, directamente, la plaza se convirtió en un solar sin árboles y sin fuentes que hace imposible en un día de sol ir a jugar allí. También es destacable que cuando yo era niño los colegios por las tardes estaban abiertos, podíamos utilizar esas instalaciones para jugar y ahora esas instalaciones están cerradas.
Seguramente haya más factores, pero lo que está claro es que la entrada masiva de niños en los clubes promovió la idea de convertir a muchos clubes de ocio deportivo en clubes de negocio deportivo. Hacer negocio ya era una posibilidad teniendo en cuenta la cantidad de cuotas que empezaban a entrar. A partir de ahí te las empiezas a ingeniar para sacar el mayor rendimiento posible y la formación queda a un lado.
Si tienen que entrenar ocho equipos en una mitad de un campo de fútbol 8 pues entrenan. No tienen problema ninguno.
En la gran mayoría de clubes pequeños a los entrenadores se les da vía libre para hacer lo que quieran sin seguir una línea de trabajo o metodología de entreno. ¿Por qué crees que sucede esto?
Este es un tema muy complejo y que, además, tiene difícil solución.
Los clubes pequeños lo son, especialmente, porque económicamente no son una potencia. Esto repercute en los recursos humanos de los que dispone.
Si yo quiero tener una línea de trabajo en mi club tengo que ser capaz de traer a alguien que tenga formación para implantarla. Traer a esa persona cuesta dinero, principalmente porque ella ha invertido tiempo y dinero para tener esa formación. Es normal que exija ciertas cosas. Puede ser que tú, como club, hagas el esfuerzo de traerlo o puede ser que decidas no hacerlo. Si decides no hacerlo ya no hay más camino, no va a haber metodología alguna ni línea de trabajo. Pero pongamos que se decide traer a esa persona.
En ese caso el club sigue siendo pequeño y, seguramente, sus entrenadores sean personas que, o bien no cobren, o bien cobren muy poco. ¿Qué tipo de perfil de entrenador es ese? El perfil de entrenadores con formación baja. El motivo no es otro que el mismo de antes. El que invirtió tiempo y dinero en su formación no va a ponerse a trabajar gratis. Por lo tanto, la persona que tienes para establecer una línea de trabajo en el club va a tener que implementarla en un contexto totalmente desfavorable.
Esa persona va a tener entrenadores que en muchos casos no van a entender la base de la metodología, por falta de conocimientos, y en muchos otros van a tener unos hábitos de entrenamiento totalmente contrarios a la nueva metodología y que como responsable de trazar una línea te va a ser muy difícil de corregir. Y claro, dile tú a una persona que no cobra o que cobra poco que debe cambiar su forma de entrenar, la cual a lo mejor lleva implementándola muchos años.
Corres el riesgo de que el entrenador se queme, no le encuentre sentido a entrenar bajo un modelo en el que no cree, teniendo en cuenta la poca remuneración que recibe, el entrenador se marche y te quedes colgado sin entrenador y sin poder traer a nadie porque no tienes prácticamente nada que ofrecer.
Por eso, en mi opinión, a veces es mejor invertir el dinero en buenos formadores, aunque no vaya a haber una línea clara, antes que en una persona que marque la línea pero que no disponga de buenos formadores que la lleven al campo.
Resultadismo, subir división, mantener categoría, etc. ¿Todos estos conceptos se escapan de la formación en fútbol base?
Creo que competir está directamente relacionado con la formación. Se debe formar desde la competición. Ahora bien, el resultadismo es otra cosa.
Hay momentos en el que no es compatible formar con aumentar las probabilidades de ganar. Va a haber momentos en los que ciertas decisiones nos acerquen a la formación pero nos alejen de la victoria a corto plazo. Esto es así y debemos aceptarlo.
Nuestros jugadores, por norma general, van a tener, por ejemplo, un rendimiento más alto en una posición que en otra. Sin embargo, para su formación, es ideal que jueguen en más de una. Que sientan cómo es jugar de cara a portería rival, jugar de espaldas, jugar con la línea de banda a su derecha… Si los alejo de su posición natural muy posiblemente su rendimiento inmediato bajará, pero el objetivo no es ganar el partido de hoy. El objetivo es que ese jugador mañana sea mejor.
Por eso es muy importante que los clubes no exijan a los entrenadores resultados en edades tempranas, porque esto les presionará a tomar decisiones contrarias a la formación, como que el jugador menos hábil juegue solo 5 minutos porque si juega más a lo mejor pierden.
Clubes de barrio que descartan jugadores o les invitan a irse en edades tempranas. ¿Deberían estar prohibidas este tipo de actuaciones?
Creo que hay dos tipos de clubes. Los clubes que entienden que son ellos los que prestan un servicio a los niños y los clubes que entienden que son los niños los que le tienen que prestar un servicio a ellos.
Esta segunda concepción deriva de entender el fútbol base como fútbol profesional para niños en vez de como una actividad de ocio infantil cuyo objetivo es aumentar la adherencia deportiva en la población. Pero claro, si el Fútbol Club Barcelona intenta desprenderse de Pjanic porque considera que no le presta un buen servicio y yo considero que Pedrito, de 11 años, tampoco me presta a mí el servicio que busco, pues igual que el Barcelona le buscó una salida a Pjanic yo se la busco a Pedrito.
Hay mucha gente desubicada que no entiende cuál es su rol dentro de un club de barrio. No entienden que lo que deben hacer es prestar un servicio a la sociedad y a los niños en particular. Que el niño hábil y el niño menos hábil no te prestan servicios diferentes porque no son ellos los que te prestan un servicio a ti, eres tú como club el que les presta un servicio a ellos.
Instrucciones desde la banda. ¿Perjudiciales para el jugador/a?
En exceso sí. Esto no quiere decir que no se puedan dar instrucciones desde la banda, claro que se pueden y en muchos momentos es necesario un feedback desde fuera. Pero estar constantemente dando instrucciones a los jugadores provoca que el jugador se acostumbre y deje de percibir él, ya que el entrenador le dirá qué hacer.
El fútbol es un juego de percepción-acción, no de instrucción-acción. Si yo no aprendo a percibir porque hay una persona que me va a decir siempre qué hacer, entonces no mejoraré como futbolista y, además, cuando el entrenador no diga nada no sabré qué hacer.
Si queremos futbolistas autónomos debemos darles autonomía. Eso, como decíamos antes, nos aleja a corto plazo de la victoria. Obviamente yo desde la banda voy a tomar mejores decisiones que un niño de ocho años. Por lo tanto, si le digo qué hacer en cada momento seguramente estemos más cerca de ganar.
El problema es que el entrenador no está allí para intentar levantar la copa benjamín a final de año, el entrenador está allí para producir mejoras deportivas y personales en ese jugador. Esto, a veces, no se entiende. Pero no se entiende porque con frecuencia se utiliza el resultado de los partidos como medida para saber si un entrenador es bueno o malo. Si gana es bueno, si pierde es malo. Si caes en esa trampa intentarás ganar cueste lo que cueste a nivel formativo.
Muchas veces vemos masificación en los campos de entrenamiento, hasta 8 equipos entrenando a la vez en un campo de F11, equipos de F7 con 14 jugadores, jugadores haciendo fila en los ejercicios, etc. ¿Se nos va de madre todo?
Comentábamos antes que ese tipo de prácticas obedecen a intentar no perder ninguna cuota por el camino. Acaparan lo máximo que puedan, aunque repercuta en la formación de los jugadores.
Otro tema es el de jugadores haciendo filas interminables, porque la masificación de los campos de entrenamiento no es culpa del entrenador, pero tener a niños parados sí.
Muchas veces cuando hacemos una tarea nuestra mirada se va inconscientemente al balón, a la acción que está sucediendo en ese momento. Si somos capaces de hacer el ejercicio de mirar lo que está sucediendo alrededor del balón, en esos niños que en ese momento no están interviniendo, nos daremos cuenta de un montón de cosas. Si medimos el tiempo que muchas veces pasa un niño en una fila y el tiempo que pasa interviniendo, nos asustaríamos. En muchísimos entrenamientos hay niños que al final de la sesión han estado más tiempo parados que entrenando.
Parados en una fila esperando su turno, parados esperando a que un determinado equipo cumpla la premisa para que el otro equipo pueda intervenir.
La suerte es que cada vez hay más entrenadores formados y con ganas de hacerlo bien.
