Más y más salen las fotos de los niños de poca edad cambiando de club poniendo un texto de: «contento por estar en mi nuevo casa» y con la camiseta del club en la mano.
¿Lo has visto alguna vez?
Estas fotos de niños de 9, 10, 11 años posando con la camiseta y a veces con el Presidente del club y un padre orgulloso de su hijo. Últimamente han salido más y más en redes sociales donde los niños pequeños cada día más van imitando una imagen profesional como sus ídolos.
Entonces ni estamos hablando de clubes con primeros equipos en Primera ni en Segundo sino clubes de categorías inferiores.
¿Desde cuando hay la necesidad de crear una imagen profesional de los niños pequeños?
Estos tipos de imágenes crean una idea de profesionalismo que no existe entre niños de esta edad. No son profesionales, ni por ley lo podrían ser. Dejar que los niños tengan la imagen de ser pequeños profesionales obviamente crea mucha ilusión, y la ilusión siempre es buena, pero también crea más presión y muchas más probabilidades de decepción y fallo.
Es importante recordar que los niños son justamente eso, niños. En cuanto olvidemos de esto, ya hemos perdido la batalla. Hoy en día es difícil dejar que los niños sean niños. Toda la sociedad presiona a que crezcan rápido para poder llevar a cabo su parte. Hace 25 años futbolistas a los 20 años no tenían la presión de tener que ser profesionales entonces mismo. Hoy en día con 14-15 años y te quitan las ganas al decirte que no tienes el nivel. Por esa razón muchos jóvenes dejan a jugar al deporte que aman donde una parte lamentablemente se giran a otros intereses a lo mejor no tan buenos.
¿Cuándo dejamos de tomar responsabilidad por ellos?
Tanto en España como en otros países podemos leer de futbolistas promesas que al no llegar hicieron un cambio por la vida y acabaron en un mundo de criminalidad. En Suecia hace un par de año un jugador que había jugado en el Sub-15 de la selección sueca y fue campeón de la Gothia Cup, el torneo de fútbol más grande el mundo. Se le prometía un futuro muy bueno, pero acabó en la cárcel tras haber participado en un tiroteo en el barrio de donde venía.
En el mismo momento que entraron a disparar en un restaurante, fuera estaba un amigo suyo de toda la vida fumando, además habían jugado juntos en el mismo equipo, fue disparado sin ningún motivo, quizá por reconocerle, perdiendo su vida a los 20 años.
El ex futbolista admitió que fue la presión de todo el mundo por tener que llegar a ser profesional que al final le dio vueltas por la cabeza. Perdió las ganas de jugar y al final lo dejó por completo. Acabó mal y un par de años después fue condenado a 14 años de cárcel.
El caso mencionado es un caso extremo, pero igualmente habla por si mismo. Tenemos que dejar de poner tanta presión a lo niños, dejar de profesionalizarles y simplemente dejar que sean niños. Para ser profesional hace falta trabajo duro, pero no van a ser profesionales a los 11 años. No hay nada malo en trabajar duro mientras que sea lo que ellos quieren.
Es hora de olvidarnos de los resultados, de dejar de pensar en la competición como una manera de probar algo. Los únicos rivales que tenemos somos nosotros mismos. Y si no ganamos la liga es el fin del mundo. Si no ganamos ningún partido durante la temporada tampoco. Mientras que los niños lo pasen bien entre amigos y sientan que ganas de entrenar, es lo único que importa.
Si eres jugador y lees esto, recuerda, que cada vez que dicen que no va a ser profesional, esto es mentira. Puede que no sea como futbolista, pero a lo mejor serás doctor o bombero o profesor. Recuerda que el fútbol es un deporte que disfrutamos porque es divertido. Si no lo disfrutas, algo está mal.
Así que olvídate de todo y vuelve a disfrutarlo. Porque es igual la edad que tengas. El fútbol pertenece a todos sin límites.