En el fútbol profesional hay ventanas de fichajes tanto en verano como durante el mes de enero. Esto crea una normativa por la que los jugadores sólo pueden cambiarse de club durante estos periodos. En el fútbol base y el fútbol amateur no existe y un jugador puede trasladarse mientras que el club actual le dé de baja.
El fútbol base y amateur están pasando por situaciones difíciles últimamente sobre el asunto de altas y bajas de los futbolistas. En principio un jugador o una jugadora podría cambiarse de club cuando sea mientras que el club actual se le haga la baja.
¿Y si el club niega darle de baja al jugador?
Ésta es una situación que parece ocurrir bastante. Y uno se pregunta quién tiene la culpa. En algunos casos hablamos de jugadores del fútbol base que quieren cambiarse de club, pero donde los clubes actuales niegan a darles de baja para poder realizar el cambio. Las razones por cambiar pueden variar.
Dos razones muy repetitivas son las siguientes:
1. Los padres quieren irse a otro club porque quiere que su hijo o hija jueguen en una categoría superior (por ejemplo de segunda a primera o preferente).
2. Los clubes no quieren ejecutar la baja ya que puede afectar la cantidad de jugadores en el equipo.
Cogemos el ejemplo de un equipo de Segunda División Alevín que tienen 10 o 11 jugadores en la plantilla. (Normalmente lo máximo son 12). El entrenador planea la temporada a través de esta plantilla formando los jugadores adaptándose al nivel que tiene. La segunda semana de octubre, justo al empezar la liga, dos jugadores deciden que no quieren seguir en el equipo por pensar que el nivel es bajo, o que hay otro club prestándoles atención de una categoría superior etc. Digamos que uno de los dos es el portero del equipo y el otro un jugador positivamente impactante en el equipo.
El equipo no solamente pierde su portero, algo que en esta edad hace una gran diferencia por si un equipo puede competir o no, pero también pierde amplitud en la plantilla. Si se van estos dos, de repente se encuentran con 8 o 9 jugadores. Eso quiere decir 1 o 2 en el banquillo y además tener que solucionar el asunto de portero al último momento de empezar la liga. Hay que tener en cuenta que reemplazar estas plazas no es nada fácil, no por calidad, sino por cantidad. Si para el próximo finde uno está fuera, otro enfermo en casa y el tercero quizás lesionado, pues el equipo se quedará con 5-6 jugadores y ni van a poder jugar el partido sin prestar jugadores de otros equipos del club, si hay… Además eso quiere decir que los jugadores «prestados» probablemente van a tener que jugar dos partidos en dos días o a lo mejor el mismo día.
Estas situaciones no sólo afectan a los clubes por el famoso caso de «fichas». No es el dinero que importa, sino la plantilla y los que se quedarán tirados. No negamos que hay clubes que sí lo hacen por las fichas, pero cada caso es único. Eso también se conecta al asunto de clubes teniendo 6 o 8 equipos alevines mientras otros tienen dos o quizá lucha para poder mantener uno. La distribución da un equilibrio muy negativa.
Luego hay el asunto revés donde los padres a lo mejor quieren cambiar de club simplemente porque va mejor por la práctica de su vida habitual. Una familia que vive en Teià llevando a su hijo o hija a Mataró o a Badalona, puede que por tema de trabajo o lo que sea tenga que cambiar al club de la lado para poder gestionar el tiempo. En estos casos acaban siendo castigados o los clubes por perder jugadores o los niños y niñas por no poder cambiar ya que el club pone lo suyo ante del bienestar del peque.
Para pensarlo bien, el bienestar de los niños siempre tiene que venir primero, aunque los adultos no siempre tienen esto en cuenta, lamentablemente.
¿Hay alguna manera de poder regular esto para evitar problemas al cabo de empezar la liga?
La idea de implementar una ventana de vinculación para jugadores y jugadoras que ya tienen el alta en un club surgió en una discusión sobre el asunto de los dos niños de 9 años cuyo padre quería llevarse a su hijos del Mataró al Vilassar de Dalt (donde antes jugaban), pero según él, el club negaba darles de baja.
La idea de la implementación sería que si un jugador tuviera alta con un club, éste podría, en cualquier momento sin que el club pudiera decir que no, darse de baja del club actual para darse de alta en otro club. Ya que recompensaciones por formación no existe entre clubes/equipos al nivel amateur, un club que lleva 10 años formando a un jugador, podría quedarse sin nada. Por otro lado, si el jugador no llega a ser profesional, la formación no ha tenido el rendimiento para poder ser compensado, según las reglas de FIFA. Suena duro, pero así es.
Las sugerencias para poder mejorar la situación son las siguientes:
1. Implementar una fecha de inicio y final para poder vincular y desvincular a jugadores y jugadoras sin que la otra parte pueda intervenir. Una fecha podría por ejemplo ser el 30 de septiembre, una semana o dos antes de empezar la liga para la mayoría del fútbol base. De esa manera todos los equipos tendrán su plantillas fijadas. La única excepción sería vincular a jugadores o jugadoras sin afiliación con un club, es decir el alta con otro club después de dicha fecha.
A partir del 30 de septiembre no será posible darse de baja sino fuera por circunstancias especiales como por ejemplo mudanzas, o razones que compliquen la parte práctica de llegar a entrenos y partidos. En aquel caso sería hacer una petición especial a la Federación Catalana explicando la situación y por qué sería necesario darse de baja del club actual.
2. Limitar que un jugador o jugadora sólo podrá realizar un cambio por temporada. Es decir que si se va de un club a otro y éste le da de alta, no podrá darse baja hasta finalizar la temporada el verano siguiente, mientras que no haya razones ajenas impidiendo el cambio, otra vez a través de una petición a la FCF.
Al final lo que hace falta hacer es escuchar a los niños. Son ellos que juegan, son ellos que sienten, viven y pasan por todo esto. No son los adultos. Comentarios que hemos recibido es que los niños no son suficientes maduros o mentalmente desarrollados para tomar decisiones como éstas. Igualmente si hay algo que los niños sí que saben, es lo que quieren y no quieren.
Si dudas sobre la situación de tu hijo o hija, pregúntale lo que piensa, y seguramente te sorprenderá la respuesta. Muchas veces los peques no dicen lo que piensan, no por no quererlo, sino por el miedo de hacerlo.
Dales una oportunidad. Se lo merecen.